La locución “centro de menores’ produce una reacción característica en la mayoría de personas que no conoce de cerca el mundo de lo Social.
¿No os pasa?
#centrodemenores, así todo junto, lleva asociadas unas connotaciones muy negativas: delincuencia, cárcel… en definitiva: problemas.
Y la gente suele poner cara de “uy” cuando les dice que trabajas en un centro de menores. Puede ser un “uy ¡qué chungo!” o un “uy ¡yo no podría!”.
A esta construcción irreal de los #centrosdemenores contribuyen los medios de comunicación, que solo se ocupan de los casos en los que pueden sacar tajada sensacionalista con delitos cometidos por menores, por desgracia, muy graves.
Y en el imaginario colectivo eso es lo que queda grabado.
Pues no es así oigan:
Una cosa son los centros de #PROTECCIÓN de menores: según los datos del #observatoriodelainfancia de 2018: 1.104 en toda España. El 60% de los 23.172 ingresos por desamparo, es decir porque sus familias no cubren sus necesidades más básicas de alimentación, afectivas, económicas… Bien porque no saben o bien porque no pueden.
Y luego están los centros de #INTERNAMIENTO de menores. Aquí los menores llegan por medida judicial, porque han cometido algún delito. La gravedad del delito es muy variable, y la medida que adopta el juez también: internamiento en régimen cerrado (privación de libertad), semiabierto, abierto, de carácter terapéutico, centros de día, realización de tareas socioeducativas, libertad vigilada… Hay 86 centros en toda España.
O sea: 1.104 centros en los que los menores son víctimas, frente a 86 en los que los menores son culpables de un delito (no necesariamente muy grave aunque puede serlo) y que necesitan una respuesta socioeducativa porque, por lo general, ellos también son víctimas.
Hablemos entonces con propiedad, los centros de menores no son todos iguales. Desconozco como es uno de internamiento y los de protección podrían ser mejores sí, seguro; pero la mayoría de los que trabajamos en ellos tratamos de que sean lo más parecido a un hogar, que es lo que esos niños, niñas y adolescentes necesitan más que otra cosa.
Centro de menores

Este verano me llamaron para cubrir las vacaciones de un centro de acogida, al decirle a mis contactos cercanos y otros no tan cercamos que iba a comenzar a trabajar allí en un centro de menores ocurrió lo que comentas en tu post, caras raras y de uy! Que valiente! O la que te espera… es muy triste ver esas reacciones a pesar de que para bien o mal mi experiencia ha sido en uno de acogida, aspecto que posteriormente tuve que especificar y establecer diferencias entre unos y otros. Hay muy poca visibilidad , la mayor parte de las personas que no están en este ámbito de lo social no conocen otras cosa que los centros de reforma y eso con suerte… Gracias por compartir tus experiencias e inquietudes, ayudan mucho!
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